Una tarde de verano, la señorita de las botas de agua rojas, al volver a casa de una fiesta de té, cuya anfitriona había puesto quizás demasiado azúcar glasé en los cupcakes, encontró cuarenta y cuatro nuevos comentarios bajo el post que había escrito aquella misma mañana. Sí, estoy hablando de una bloguera pamplinera. La bloguera pamplinera es…
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